jueves, 13 de marzo de 2008

Seminario Base - Segunda Parte

Todos hemos escuchado alguna vez que usamos sólo un pequeño porcentaje de nuestra capacidad mental. Algo así como un 5% a un 10%. ¡¡¡Se dice que Albert Einstein usaba un 15% de sus capacidades!!! La pregunta que surge es...¿Y que hacemos con el resto de nuestra mente? Pues pensar. Claro que incesantemente. Como un televisor encendido sin parar.



El Instituto de Investigación de Stanford en Estados Unidos concluyó en un estudio que la persona promedio piensa entre 50.000 a 60.000 pensamientos diarios. Ufff...suena agotador. El asunto es que la mayor parte de estos no son pensamientos productivos, como sería usar el pensamiento para crear un poema, resolver una fórmula o reflexionar sobre un tema importante. Simplemente es un murmullo que nos tiene ocupados todo el tiempo. El problema es que toda creencia se conecta con una emoción.

Entonces ocurre que una señora iba feliz por la calle rumbo a su trabajo y de pronto escucha cierta canción que le lleva a una fiesta cuando tenía quince años. Luego recuerda que en esa fiesta conoció a un ex novio, después recuerda que la madre del chico no la veía con buenos ojos y que no aceptaba la relación, luego se empieza a llenar de rabia con esa mujer y para cuando llegó a su trabajo estaba completamente de mal humor...

Hay un chiste (disculpas a quienes lo conozcan) que dice que iba un hombre a pedirle la guitarra a un buen amigo. Rumbo a su casa empezó a pensar: "- Tal vez si le pido la guitarra se sienta incómodo de prestármela..., de hecho, puede que hasta le moleste, pero sería una muy mala persona si no me la prestara ya que lo he ayudado tantas veces; ahora que lo pienso, con lo que cuida la dichosa guitarra seguro que el infeliz no me la presta-". En ese momento llega a la puerta del amigo quien lo recibe sonriente: -" Hola, amigo, ¿qué te trae por estos lados?-". A lo que el otro responde furioso: -"Puedes quedarte con tu tonta guitarra, egoísta!-"

La mente de un bebé en cambio, es siempre esta en coherencia, en calma. Siempre conectada al presente. Como también acontece con los animales. Piensen en un gatito subiéndose por un mueble, resbalándose y cayéndose. Simplemente se levanta y busca otra cosa para entretenerse. No piensa -" Que tonto soy...no sirvo para la gimnasia-", como tampoco mira de reojo pensando "-Que bochorno, me caí, espero que nadie me haya visto-".

Pero nuestra mente, que debería operar como una herramienta a nuestro servicio, está funcionando en todo momento imbuida en pensamientos innecesarios. En vez de nosotros tener el control de ella, pues es la mente quien nos controla siempre. ¿El resultado? Sufrimiento, soledad y hasta enfermedad.

El amor, por el contrario, estimula y refuerza nuestro aparato inmunológico. Un ejemplo conocido lo traen experimentos sobre apego con simios bebés. Los monitos que son privados de contacto (si bien siguen siendo bien alimentados con sondas) y que viven sus primeros días en jaulas sin sus madres, simplemente mueren. Así de radical.


Actualmente se aplica una técnica en bebés prematuros que simplemente consiste en que las enfermeras acarician y tocan a los pequeños mientras están en incubadoras. Se llama terapia de estimulación cinestésica tactíl. Y el resultado ha sido maravilloso: las tasas de recuperación se han incrementado vertiginosamente.



Piensen ahora en el efecto placebo. Muchas personas presentan mejoras en su salud tomando una medicina que es, en realidad, una pastilla de almidón. O al revés, bastó que le avisaran a una persona que padecía una enfermedad, para que su salud se fuera abajo de golpe.

Se ha determinado que una persona anestesiada en una cirugía puede "escuchar" las conversaciones de los médicos. Si lo que hablan los cirujanos es desalentador para el paciente, su recuperación se verá afectada. Así de poderosa es nuestra mente.

Son muchas las enfermedades en que la actitud del paciente determina la recuperación. Si la persona es positiva, esto ayudará mucho a que se cure. También ocurre a menudo que una persona que vive una pérdida o una pena muy grande puede desarrollar enfermedades catastróficas. La mente es así de poderosa. Y la mala noticia es que en la mayoría, la mente es un caballo desbocado.

Las estructuras de creencias colectivas penetran nuestras mentes a todo nivel. ¿Sabían que se dice que el día lunes a las 9 de la mañana es el día con mayor probabilidad de morir...!!!? Parece que iniciar una semana de trabajo es más peligroso que cruzar una autopista con los ojos vendados. Me pregunto si habrá otra especie que reconozca que día es lunes...