martes, 19 de agosto de 2008

Alcanzar la cumbre

Las enseñanzas Ishaya son un método extraordinario para desarrollar una expansión progresiva de la conciencia, como ya muchos de ustedes y yo personalmente atestiguamos.

Pero la belleza de las Llaves, su efectividad, la delicadeza con la que trabajan, su práctica confortable y la sencillez de su aprendizaje hacen creer a muchos que será un camino fácil y carente de esfuerzo.

Cuando las Llaves se venden, se suele enfatizar las características y virtudes de las Técnicas, pero tiende a omitirse o a "escribirse con letra pequeña" las condiciones que implica el sistema para que de resultados.

Lo que quiero decir, es que a menudo se muestran las enseñanzas Ishaya como el cómodo descenso desde la cima de una montaña, en circunstancias que es todo lo contrario, es una ascensión. Literalmente.




Subir una cuesta empinada implica voluntad, disciplina y esfuerzo. El premio, es que a cada paso que das, aunque tus piernas tiemblen de cansancio, alcanzas más altura. Y mientras más arriba te encuentres, tu perspectiva será más amplia y tus ojos verán cada vez más lejos, pues no habrá nada que obstaculice tu mirada.

Recibo docenas de mails en que me plantean que mientras participaban en algún seminario para principiantes, fue todo lindo, pero con el paso de unos días, la magia se esfumó y las ganas de ascender también.

En un seminario convergen muchos elementos que hacen de la experiencia algo muy conmovedor: todos asisten llenos de expectativas, conoces personas con el mismo interés, los maestros cuentan historias y parábolas inspiradoras, se asciende en grupo, etc.

El problema es que las personas salen de la reunión, vuelven a sus rutinas, a sus contextos personales y... algo cambia. Al no ver resultados instantáneos las expectativas decrecen y un día se dan cuenta que llevan más de una semana sin unificarse.

Creo que una de las principales razones para que esto acontezca es que se suele enfatizar el resultado a conseguir con la práctica de las Actitudes (paz, amor, conciencia, iluminación) y se deja en un plano más discreto el proceso que te conducirá a estos logros.

Toda persona que ingresa a la universidad a estudiar una carrera, sabe que deberá invertir mucho tiempo a la semana asistiendo a clases, estudiando largas horas y renunciando a otras actividades. Y esto por cuatro, cinco o seis años.

Con la Llaves Ishaya pasa exactamente igual.





Éste es un sistema en que el tiempo de práctica es fundamental. No obstante los efectos de ascender comienzan a operar desde el primer momento, para poder advertir claramente un cambio una persona que acaba de recibir las Técnicas, es necesario como mínimo, que practique unas tres semanas. A partir de allí, mientras más tiempo le dediquen a unificarse, mayores logros conseguirán.

Si hablamos de metas altas, una persona que practica unos sesenta a noventa minutos diarios, alcanzaría la estabilización de la Conciencia Perpetua en un promedio de cinco a ocho años, según lo indicaba el mismo Sadashiva.

Es claro que estos tiempos pueden ser acelerados. El caso más extremo es el de personas que desean ser Maestros, quienes podrían alcanzar el mismo nivel de desarrollo antes mencionado en un año, pero ascendiendo unas quince horas diarias.

Como puedes ver, es necesario dedicar tiempo a la Ascensión para alcanzar los extraordinarios efectos de las Técnicas. Ahora, si hay quienes les basta ascender poco tiempo, está perfecto, pues en este caso poco es mejor que nada. El punto es asumir conscientemente que los resultados tardarán mucho más en llegar y no atribuir esta demora a las Técnicas en sí.

Dos aspectos son fundamentales en la Ascensión. En primer término es clave ir entrando en ti mismo cada vez más profundo. Es por esto que casi la totalidad de las Llaves Avanzadas se practican con ojos cerrados. Éstas necesitan de una "ascensión profunda", aunque suene paradójico.

Tal como en una escalera, al ascender se va subiendo peldaño a peldaño, llegando a un estado cada vez más elevado. Practicas otra y vas más lejos. Agregas otra y vas aún más lejos que la anterior. Es una progresión ascendente.





Esta es la razón por la que hay que empezar por la primera Llave y seguir subiendo. Me preguntan a menudo qué hacer si son interrumpidos. Pues volver a la primera. La razón, es que ya te saliste del estado profundo. Lo que sí se puede hacer, es darle un par de minutos a cada técnica ya realizada y continuar posteriormente con las que te faltaban por practicar.

Si se disponen de varias Llaves Avanzadas, es difícil dedicarle diez o quince minutos a cada una cuando se tienen catorce, por ejemplo. Lo que se puede hacer es practicar en días de trabajo una esfera o dos (es decir ocho llaves) y en fin de semana hacer una ascenso completo.

El aumento de los tiempos de Ascensión deben ser graduales pero con un poquito de exigencia, es decir, ir aumentando de a poco, pero incrementando algunos minutos en sus sesiones cada cierto tiempo. Lo normal es que esta necesidad surja espontáneamente.

El otro punto relevante a considerar, es que el desplazamiento entre llaves es clave. Lo que quiero decir es que cada Técnica es un "espacio de conciencia neuro-lingüístico", por llamarlo de algún modo, así cada vez que van desde una frase/enfoque a otra frase/enfoque, se comienza a "elongar" la conciencia.




Esto es algo muy evidente al ascender; cuando pasamos de una Técnica a la siguiente, nuestra conciencia opera como los cambios de un automóvil: ponemos primera, luego segunda, después pasamos tercera, etc. Así se logra avanzar con velocidad. Tal movilización entre las frases y enfoques, cada una operando a distintos niveles, va expandiendo, dilatando la conciencia.

¿Pero, acaso no les había dicho que bastaba la primera técnica para alcanzar la iluminación? Claro que basta. Primero, nos sitúa en la verdad absoluta de Iluminación llamada Alabanza. Al vivir en ella, todo lo demás llega por añadidura. Y con ella, el viaje interior da comienzo. Y cuando se revela ante nuestros ojos el universo que existe dentro de cada uno, ya no hay modo de echar pie atrás.

Sin embargo, tal es un camino que puede tomar toda una vida. O más.

Pero para aquellos que desean acelerar este proceso y que anhelan con todas sus fuerzas despertar lo antes posible, salir de la embriaguez y alcanzar lucidez, las enseñanzas Ishaya marcan la ruta, por tanto tiempo guardada, conducente a una evolución vertiginosa y llena de asombro.

Las Técnicas Ishaya son verdaderas alas que te llevarán donde desees. Pero para alcanzar los cielos es necesario ceñirlas a tu espalda. Guardadas en un armario no te harán volar. Que a cada uno elija conscientemente el ritmo de su ascenso para alcanzar la cima de la montaña. Cada metro avanzado abrirá tesoros escondidos. Cada aliento invertido marcará el paso a la libertad verdadera.

Estás llamado a alcanzar la cumbre.

No te conformes con menos.