domingo, 10 de agosto de 2008

Introspecciones

Día a día las solicitudes de Actitudes y preguntas que llegan a nuestro correo aumentan. Esto, naturalmente, incrementa el tiempo que debo dedicar a responderlas. Sé que muchos estaban habituados a recibirlas de inmediato, pero lo cierto es que ahora tardarán más, pero llegarán de todos modos.

Dada entonces la gran cantidad de mails, les ruego no entiendan la tardanza en la respuesta como una impuntualidad de mi parte, sino como un cambio en los ritmos de entrega, dadas las circunstancias de las que les hablo.




El que los tiempos de entrega se hayan extendido ha tenido cierto efecto que creo puede ser interesante de comentar. A medida que mis respuestas tardaban, empecé a recibir mensajes de muchos de ustedes preguntando qué ocurría. Sin embargo, algunos de estos mails, incluían elaboradas interpretaciones respecto de la tardanza en la respuesta.

Algunos pensaron que yo estaba enojada con ellos y releían varias veces lo que me habían escrito, buscando posibles razones de este supuesto enojo.

Otros me escribieron pensando que tal vez yo había encontrado algo malo en ellos y que por tanto no eran merecedores de tal o cual Técnica.

Otros interpretaron mi tardanza como una suerte de agresión y recibí reprimendas por "atrasarlos" en su proceso de evolución.

Cualquiera que haya sido la interpretación, ésta existía sólo en sus mentes (ya que el motivo de la demora era la acumulación de muchos mails), y he aquí lo interesante, revelan de algún modo patrones internalizados de reacción. Hubo quienes hablaron desde "la culpabilidad", es decir, "debo haber hecho algo malo". Otros hablaron desde una autoestima lastimada, "no soy merecedor/a ". También hubo quienes hablaron desde la frustración, la desconfianza o la rabia.

Lo importante de todo esto, es la oportunidad que nos dan este tipo de situaciones si podemos empezar a reconocerlas. Lo básico es recordar que las características de cualquier elemento hablan más del observador que de la cosa en sí.

Si alguien te parece simpático esto no lo hace simpático, sino sólo significa que a ti te resulta simpático. Si una idea te parece buena, no significa que lo sea, sólo significa que a ti te lo parece. Pero lo que te parecen las cosas, las personas o las situaciones, nos da información respecto a ti.

Y a quienes me digan que un libro es un libro para cualquiera, le respondo aludiendo a la conversación que Tagore sostuvo con Einstein en 1930, que un libro para una polilla es simplemente comida.





Lo entretenido es hacer el ejercicio con uno mismo, es decir, que mis propias reacciones a los distintos estímulos que van apareciendo en la vida, me den información sobre mi misma. En otras palabras, auto-conocimiento.

Para esto es preciso un ejercicio de auto-conciencia, de auto-observación para comenzar a distinguir todas esas normas, leyes, ideas, prejuicios, guiones y discursos que nos fueron transmitidos y que usamos a diario inconscientemente. Y al verlos, decidir conscientemente si nos sirven o no.

Las reuniones de apoyo de organizaciones Ishaya suelen trabajar sobre este principio: Algún estudiante "comparte" o "expresa" algo. La idea es que la atención esté puesta en nuestras propias reacciones, observarlas y ver desde dónde proceden.

Un sujeto narra, por ejemplo, que decidió separarse de su pareja. Al oír esto, una de las participantes automáticamente toma conciencia de que su cuerpo se tensó y que aunque no conoce al tipo, su primer pensamiento fue : "Éste debe ser otro inmaduro que no fue capaz de mantener un compromiso. Todos los hombres son iguales".

El ejercicio no significa cuestionar, ni rebatir, ni apoyar lo expresado por el hombre, sino hablar de lo que sintió, de lo que le pasó interiormente.

Por si hay alguna duda lo ejemplificaré. El ejercicio NO se cumpliría si la chica hubiese dicho: " Te aconsejo que lo pienses mucho, puedes dañar a mucha gente con una decisión así".

En este caso la chica asume una posición, un prejuicio claro respecto del hombre. Eso no nos interesa.

El ejercicio está correcto cuando la chica se observa a sí misma: " Cuando hablaste de tu separación, tuve una sensación de rabia. Me sorprendió ver que mi mente tendía a hacerte culpable de estar dejando a tu mujer, en instancias en que no sé porqué se separan ni qué paso entre ustedes. Pensándolo bien, supongo que el hecho de que mi padre haya abandonado a mi madre cuando yo era pequeña, debe haber influido bastante en esta reacción...".

En este caso, la mujer pone su atención en sus propios procesos mentales. Se da cuenta que una vivencia pasada está operando más de lo necesario, que no trabaja como un dato más, producto de la experiencia, sino como un surco que puede alterar el modo en que enfrenta a la gente o en como vive la vida. Esta toma de conciencia de tales patrones es el primer paso para verlos en su naturaleza impermanente e ilusoria. Tras esto, sólo queda verlos desvanecer.

Pasando a otro tema, me preguntaron en un mail sobre un ejercicio en que la gente grita o golpea a un almohadón dentro de las reuniones de apoyo que realizan algunos grupos ishaya. Esto es así, generalmente este ejercicio no suele darse en reuniones para principiantes, pues a un novato puede impactarle mucho si no está habituado a tal dinámica.

Es un ejercicio de remoción de estrés, en el que se usa el grito, poniendo la cara en la almohada para apagar el sonido o directamente darle golpes. Por ejemplo, alguien llega a la reunión tras haber pasado una discusión con su jefe: pues toma conciencia de esa emoción que lo sobrepasa y lanza sus mejores gritos o trompadas al cojín.

Su uso es discutido. Hay terapeutas que consideran efectiva esta forma de liberar stress, rabias, penas, rencores, etc. Otros piensan que las personas con este ejercicio comienzan a aprender a reaccionar con violencia cada vez que se ven enfrentados a cierta frustración y que lo que se debería intentar es enseñar a desarrollar auto-control. Mi opinión es que este tipo de catarsis es mejor que sean llevadas a cabo en un espacio de contención y bajo la supervisión de un profesional de la psicoterapia.